El padre culturetas:
Tiene respuestas para todo… que si el cambio climático, que si los alimentos transgénicos, el proceso de fermentación aerobia. Vamos, ¡un crack!
El padre sobreprotector:
“no te subas al coche con un desconocido” o “no te bajes del tren en marcha”, entre otras obvias recomendaciones.
El padre colega:
El padre colega nos transmite ternura porque lo único que busca es empatizar con sus hijos y sentirse eternamente joven.
El padre geek:
Se cree que es el ingeniero de la casa pero en realidad apenas usa poco más que el Word; también habla de un buscador llamado ‘Gogle’ y de un tal ‘Jotmail’.
El padre futbolero:
Se reconoce rápidamente… sofá, televisión, panchitos, cerveza en mano y gran curva de la felicidad.
El padre gourmet
Se pasa el día entrando y saliendo de la cocina, también se le van los ojos con las tapitas de los bares; no entiende una reunión familiar sin su jamoncito, pan y vinito.
El padre deportista
Una especie en extinción. Es el padre que todas las niñas desean tener de pequeñas… alto, apuesto, atlético y elegante, ¡como Ken, el novio de Barbie! Sale a hacer deporte todos los días, pasa en el cuarto de baño más tiempo que su mujer y el neceser parece el almacén de una multinacional cosmética.
El padre conservador
Parece recién salido de una peli de Alfredo Landa. Destaca por la indumentaria y su particular concepto de la vida. Es incapaz de comprender un spot publicitario creativo, sigue hablando en pesetas, recuerda constantemente el pasado… Algunas de sus frases características: “porque cuando yo era joven”, “allá por el año…” o “el chico que atiende la cafetería es de mi edad”. Aunque está un nivel por debajo del padre geek, también controla conceptos como ‘Internete’ y ‘hacer un llama cuelga’.
